lunes, 30 de junio de 2008

La realidad del ISSS

NOTICIAS
El ISSS que empuja a sus pacientes a desatender consejo médico
En teoría, si el paciente no encuentra la medicina recetada en la farmacia del hospital donde lo atienden, puede esperar a que la busquen en cualquiera de las otras 91 farmacias del Seguro Social. En teoría, si no está en ninguna parte, le pueden reintegrar el dinero que ponga al comprarla en alguna farmacia privada.


En la práctica, hay pacientes que no hallan ni el medicamento prescrito ni tienen dinero para pagarlo por su cuenta y el ISSS no les resuelve nada. En la práctica, el Seguro Social empuja a algunos de sus asegurados a caer en la inseguridad de no atender el consejo médico, aún poniendo en riesgo sus vidas.Edith Portillocartas@elfaro.netPublicada el 30 de junio de 2008 -

El Faro

Karla estruja con ira el papel amarillo y lo lanza hacia la silla, ante la mirada asombrada de su madre, Mabel Zaldaña. Están en un amplio salón lleno de enfermos. Lleno de pacientes del Hospital de Especialidades del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), que esperan sentados a que por un micrófono les llamen desde las ventanillas de la farmacia, para recibir –con suerte– los medicamentos que sus médicos les han recetado.


Karla, de 31 años, se aleja rápido hacia el mostrador donde pedirá la próxima cita para su madre, de 70. Como sin comprender aún el enojo con que Karla se fue a hacer el trámite, la anciana toma con cuidado el papel, lo extiende y trata de plancharlo con la palma de su mano. Es una receta médica, la que minutos antes le extendió su médico en la unidad de nefrología para poder reclamar en la farmacia su dosis de clobazam, que debe tomar para controlar la ansiedad. La ansiedad, una de las dolencias que acompañan a la insuficiencia renal que padece Mabel, que llega todas las semanas al hospital para poder recibir su tratamiento de hemodiálisis.

Con la frecuencia de sus visitas, Mabel y Karla se han vuelto unas expertas –y víctimas– de las carencias del Seguro Social. Por eso es que con furia lanzó la receta. “Mire, ¿sabe por qué no me aceptan la receta? Porque la firma del doctor estaba sobre el sello. Me voy entonces donde el doctor y me puso otra firma a la par del sello, pero me dicen que no, que así no me la aceptan, que tiene que ser otra. Y me voy otra vez a buscar al doctor y me dice que ya va preciso, que venga mañana otra vez para hacer otra”, relata Karla, que siempre trae a su madre desde San Marcos para acompañarle en sus citas. “Total que mañana, otros $2.24 de pasajes (de bus) para venir acá”, continúa, con la frustración a flor de piel. “Y por suerte tienen (clobazam), porque aquí a uno le recetan seis medicinas y solo tres tienen siempre”.

Mabel, enterada, ahora sí comparte el enojo de su hija y en realidad tiene otras razones para querer sumarse al desahogo. El problema de la firma y el sello en la receta es solo un mal menor al lado de los otros que soporta por la falta de medicamentos que la institución debería darle por las décadas en las que su esposo hizo sus cotizaciones mensuales. “¿Sabe?, esta medicina, la hidralazina, esta tienen ya varios meses de no tenerla”. ¿Y cómo ha hecho? “Pues no me la he tomado, tengo cuatro meses de no tomarla”. El ISSS la empuja a no atender la prescripción médica.

La hidralazina, tal como lo confirmó a El Faro un empleado de Punto Seguro -el módulo para poder verificar la disponibilidad de medicamentos- tiene “quizás ya como tres meses” de haberse agotado en el Hospital de Especialidades del ISSS. Y, no obstante, no figura en la lista de un centenar de medicamentos que no estaban disponibles según la recopilación que el pasado 9 de junio hizo Punto Seguro, con información de 14 farmacias del Seguro Social en varias zonas del país. Ese día, en resumidas cuentas, el ISSS carecía de unos 100 medicamentos que sus médicos estaban recetando.

Afortunadamente, el ISSS tiene un programa de reintegro concebido para que, en caso de que haya desabastecimiento de algunos medicamentos, los pacientes, con receta en mano, puedan ir a adquirirlos a farmacias privadas y después reclamar que el Seguro les reintegre el valor de las medicinas. Desafortunadamente, el ISSS tiene un programa de reintegro que no abarca todo ni mucho menos.

El 26 de junio, dos semanas después del enojo de Karla, la jefa del Departamento de Control de Farmacias del ISSS, Lidia de Nieto, admitía el problema, pero objetaba la semántica. “Hay un mecanismo permanentemente de traslado de medicamentos entre las farmacias. Lo de estos es circunstancial, pero no es que estemos desabastecidos”. Abastecidos o no abastecidos, el punto es que hay pacientes que no reciben lo que les recetan los médicos, muy a su pesar y a pesar de mantener al día sus cotizaciones.

La hidralazina tampoco consta en la reducida lista de cinco medicamentos con nula o casi nula existencia en las farmacias del ISSS que desde el 9 de junio la administración del ISSS creó para compensar a los pacientes. Los medicamentos de esa lista, todos para enfermedades crónicas, están incluidos en el segundo plan temporal de reintegro rápido que la institución ejecuta en dos años seguidos. El plan, sin embargo, tiene ciertos límites de cobertura para cada medicamento (ver recuadro).

Según la jefa de Control de Farmacias, el problema con la adquisición de estos cinco medicamentos ha sido que en las últimas licitaciones no han aparecido ofertantes y han tenido que declararlas desiertas. Y en el caso de uno de ellos -la Levo Alfametil Dopa-, dice, la empresa calificada vendió la patente y no saben quién la producirá y por eso Farmacoterapia está analizando alternativas.

Hasta el jueves pasado, según Control de Farmacias, se habían hecho devoluciones por 11 mil 136.25 dólares en concepto de pago en farmacias privadas por estos cinco medicamentos, de un presupuesto de cerca de 180 mil dólares disponibles hasta el 31 de agosto, cuando finaliza el plan. Los datos, correspondientes al periodo del 9 al 24 de junio, indican que se han hecho 394 pagos. El año pasado, en el primer plan de reintegro del ISSS, la institución pagó 65 mil 727 dólares por la compra de medicamentos en desabastecimiento.

Pero sin su medicina en la lista, Mabel seguirá a la espera y tomando solo a medias su tratamiento, algo que según un nefrólogo consultado por El Faro la pone en situación sumamente delicada. Karla explica que ella está desempleada y no tiene dinero suficiente para comprar el medicamento. Un medicamento que ya escasea incluso en las farmacias privadas. La hidralazina que deja de tomar su madre, sin embargo, es indispensable para el tratamiento.

Según explica el jefe de la Unidad de Trasplante Renal del ISSS, Benjamín Ruiz Rodas, es un medicamento recetado para pacientes con problemas de hipertensión para poder bajar la presión arterial, que se debe tomar permanentemente y con rigurosidad de horario. Un paciente que no sigue como se debe las instrucciones para tomarlo, puede tener diversas complicaciones de mayor o menor gravedad: desde un infarto hasta un accidente cerebrovascular o una encefalopatía hipertensiva, que son trastornos neurológicos desencadenados justamente por un problema de presión arterial.

¿Y no hay sustitutivos para ese medicamento? “Sustitutivos hay, pero cada medicamento se receta según las condiciones de cada paciente, no es que si no hay de uno así nomás se va a pasar a otro. Eso es un error, no se pueden sustituir por cualquier cosa”, dice. El panorama se vuelve entonces más difícil cuando la hidralazina ni siquiera se encuentra en las farmacias privadas. De cinco grandes cadenas farmacéuticas consultadas por El Faro, todas coincidieron en asegurar que este medicamento ya no lo producen los laboratorios para distribución en las farmacias, solo para hospitales.

Reclame a los ministrosSi en la farmacia o en el Punto Seguro del Hospital de Especialidades siguieran los procedimientos a los que tienen derecho los pacientes, estos dejarían sus números de teléfono cada vez que hay inexistencia de un medicamento para que luego puedan llamarles y avisarles cuando ya estén disponibles. Si la información se les hiciera llegar de manera adecuada, sabrían además que existe un mecanismo permanente en el ISSS para poder reclamar el reintegro por los medicamentos comprados fuera de las farmacias institucionales cuando no ha habido para proveérselos.

Estos mecanismos son a los que apela la administración del ISSS para defender que la institución sí está cumpliendo a sus derechohabientes la función, como dice el lema en su sitio web, de estar “construyendo un mejor futuro para los asegurados”. Según Lidia de Nieto, la institución misma se encarga de verificar la disponibilidad en otras farmacias cuando un medicamento no se encuentra en el centro asistencial donde el paciente ha pasado consulta. Tras confirmar su existencia en otro establecimiento -en teoría-, el mismo personal del ISSS debe hacer a la mayor brevedad posible el traslado del medicamento al centro donde está adscrito el paciente y luego avisarle que ya puede pasar a recogerlo.

En caso de que el producto no se encuentre en ninguna farmacia del ISSS, continúa la jefa de Control de Farmacias, existe también un plan de reintegro permanente. En ese caso, admite, la solicitud de devolución del paciente toma alrededor de tres o cuatro semanas para ser procesada. Su explicación es que el caso debe ser discutido tan arriba como en el consejo directivo de la institución. El consejo directivo lo integran cuatro ministros, el director del ISSS, dos representantes de los trabajadores, dos del sector empleador y dos de colegios de profesionales de la salud.

Pero la realidad, en ese amplio salón donde Mabel y Karla Zaldaña esperan las medicinas que sí están disponibles, es una distinta a la que describe Lidia de Nieto. Dos filas adelante de ellas está una joven veinteañera que prefiere que no se revele su identidad. Ella cotiza apenas desde el año pasado y llegó esta tarde a pasar consulta de oftalmología por una infección severa en el ojo izquierdo. En sus manos tiene tres hojas de recetas, pero acaban de decirle que solo podrán darle dos de los tres medicamentos.

El que le hará falta es la flurometalona, un colirio que el ISSS tampoco reconoce como desabastecido y que ella necesita usar por 10 días para ayudar a controlar la infección y la inflamación alrededor del ojo. “Me pidieron que les dejara un número fijo, pero yo no tengo teléfono en mi casa, entonces así como que ni modo me dijeron al final que dejara el del celular, que a ver si me podían llamar cuando tuvieran. Pero no me dijeron ni cuándo podía ser ni si tienen en otra farmacia”, cuenta la joven. El ISSS la empuja a la tentación -o la resignación- de no atender la prescripción médica.

Su solución, si no le dan el medicamento a tiempo, será simplemente no administrárselo, pese a que el mismo médico le dijo que necesitaba de los tres o de lo contrario existía incluso la posibilidad de verse obligada a someterse a una pequeña cirugía.

En la misma sala, Pedro Torres, de 33 años, tampoco recibió lo que el médico le recetó. Este día llegó a su consulta en urología para supervisar la cicatrización de una operación reciente. Su médico le ordenó usar las cremas camilosan y quadriderm, pero ninguna estaba disponible. “Si aquí así es siempre, usted. Nunca tienen nada, solo pastillitas dan. Ve, hoy solo las diclofenac (analgésico y antiinflamatorio) me dieron”, se queja Torres, quien se resigna a tener que comprar las cremas en una farmacia privada, pues ni siquiera le pidieron su número telefónico para avisarle cuando tuvieran el producto. “Nunca me lo han pedido, aquí así funciona, uno tiene que ver cómo consigue las cosas”.

Esa ha sido también la historia repetida de Mabel y Karla. Nunca les han solicitado su número telefónico ni les han explicado qué pueden hacer en caso de no encontrar su medicamento en el ISSS. Por eso, cuando han podido, han comprado algunas medicinas en farmacias privadas, como en el caso del lorazepam y el mismo clobazam que hoy no les han dado por el problema de la firma en la receta. “Por el lorazepam nos ha tocado pagar como 23 dólares el bote y por el otro como 17 dólares la caja de 30 pastillas”, dice Karla.

El ginecólogo Manuel Menjívar, secretario general del Sindicato de Médicos Trabajadores del ISSS (Simetrisss), comparte también como médico la frustración por las carencias en la institución. “A veces ni los multivitamínicos prenatales que les recetamos a las pacientes hay”, ilustra. Para Menjívar, las compensaciones del plan de reintegro tampoco son la solución: “El reintegro se puede hacer y rebuscándose si se puede hallar las medicinas en los precios que están cubriendo, pero el lío es que la persona tenga en el momento los 30 ó 25 dólares que cuesta un medicamento para poder comprarlo en ese momento en que lo necesita. Si no tiene ese dinero, no ayuda en nada”.

Menjívar, que revive las supuestas intenciones de privatización del ISSS como uno de los motivos de las deficiencias del servicio en la institución, cree que es momento de que la administración de Nelson Nolasco, director del Seguro Social, dé cuenta de cómo está usando el dinero para la compra de medicamentos e insumos. “Yo le reconozco a él (a Nolasco) que en gestión ya no se hace tanta compra directa como antes, que por eso se gastaba más pudiendo tener mejores ofertas en licitación, pero el problema es que se ha reducido también el gasto en compra de medicamentos”, asegura Menjívar, que el pasado miércoles 25 presentó en nombre del Simetrisss una solicitud a la Corte de Cuentas, para que esta haga una auditoría financiera al Seguro Social. Nolasco, que rehusó conceder entrevista a El Faro, ha expresado únicamente que el sindicato está en todo el derecho de hacer la solicitud y que esperará una resolución de la Corte.

Mientras, en medio de los señalamientos de mala administración, los pacientes siguen esperando. Y como Karla, al lado de su madre, lo hacen con resignación y con la conciencia de que su espera puede seguir siendo infructuosa: “Ni modo, hay que estar preguntando a cada rato para ver si ya hay… y ponerse listo, porque como pasan ratos sin tener las medicinas, ya cuando vienen, rapidito se acaban y uno se vuelve a quedar esperando”.

Con este panorama, el ISSS puede salir bien librado en cualquier momento de toda responsabilidad ante sus pacientes maltratados, porque el mismo reglamento a la ley del Instituto, en su artículo 22, ya prevé estas situaciones: “El Instituto quedará relevado de toda responsabilidad, por las consecuencias que sobrevinieren al asegurado o beneficiario (...) cuando no siga el tratamiento facultativo prescrito.”

Los medicamentos del plan
Esta es la lista original de cinco medicamentos sobre los que el ISSS reconoce desabastecimiento en su red de 92 farmacias a nivel nacional.


Medicamento
Uso
Presentación
Techo de reintegro


Teofilina anhidra200-400 Tab.
Broncodilatador para pacientes con asma bronquial.
30 tabletas
Hasta $9.90

Levo Alfa Metil dopa 500 Mcg. Tab.
Hipertensión arterial.
30 tabletas
Hasta $22.00

Levotiroxina sódica 50 Mcg. Tab.
Problemas de la tiroides.
30 tabletas
Hasta $3.40

Metotrexato 2.5 Mg. Tab.
Problemas reumatológicos y dermatológicos, como artritis y psoriasis.
30 tabletas
Hasta $14.40

Insulina humana de acción rápida, 100 Ul/Ml.*
Para pacientes diabéticos.
Fco. Vial 10 Ml.
Hasta $32.00

* La insulina humana de acción rápida, según el Departamento de Control de Farmacias, ya entró a almacén y está siendo distribuida

1 comentario:

Ciudadano Salvadoreño dijo...

Yo soy derechohabiente del ISSS, y muchas veces que he llevado a mis hijos a pasar consulta de emergencia, desgracia! de medicinas ... no sirven, quizas la base son sales bajeras de almidón pintado! ... los vuelvo a llevar y los médicos recetan lo mismo, que hasta ellos mismos están concientes que el seguro social, no tiene nada bueno en medicinas ...

Por lo que propondría que, se cambiara el esquema de adquisición de medicamento en el ISSS, no me refiero a lo administrativo, me refiero a lo de salud, a lo técnico, o sea, crear laboratorios nacionales de calidad, que investiguen, y desarrollen sales básicas de medicamentos de buena calidad y seguros (en base a las consultas internas y externas o dolencias), para nosotros los derechohabientes y nuestras familias .... el ISSS sí los puede generar, inclusive no sólo genéricos, porque yo sé que hay plata para el área de medicamentos, lo que pasa es que por cuestiones electorales, Arena S.A. los utiliza como una bolsa en donde sacar para basura de propaganda!!

Atte,
Ciudadano Salvadoreño.